Cartas no escritas es traducida por Millaray Lobos Garcia. Este texto se presenta como una colección de treinta y seis cartas, sin vínculo aparente entre ellas; escritas entre 2016 y 2018 en ciudades e incluso países diferentes, redactadas por y dirigidas a personas también distintas, cuyo nombre solo conoce el lector. En la diversidad de las historias que cuentan, estas cartas dibujan una sutil paleta de emociones humanas que les proporciona una dimensión casi universal; del arrepentimiento a la ira, de la alegría al dolor, pasando por la tristeza y la culpa. Declaración de amor a los vivos o los muertos, cartas para consolar, para acusar, a un padre, a una madre, a un amante o a un conocido lejano;todas suenan como una liberación, la de dejar ir las palabras demasiado tiempo contenidas. Si estas cartas resuenan tan profundamente, si cada lector o espectador puede identificarse en estos relatos, es porque son auténticos. Y es que, aunque fueron escritas por un único autor, estas cartas nacieron de un proceso de escritura original ideado por el autor, que nos entrega desde el principio del texto, como una invitación a apoderarse de ellas para reproducir la experiencia. Antes de cada representación de la obra, David Geselson propone a los espectadores que le hablen del contenido de una carta que les hubiera gustado escribir, pero que nunca escribieron. Durante media hora, cada participante le cuenta su carta no escrita al autor, quien dedica cuarenta y cinco minutos a redactarla, antes de entregársela al espectador. Si el espectador está de acuerdo, la carta puede ser puesta en escena esa noche. Este texto reúne así un corpus de cartas nacidas de este proceso de escritura. Entre carta y carta, el autor introduce de vez en cuando sus propias impresiones y emociones para llevar a cabo esta obra recopilatoria, que forzosamente le conmueve.