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EL ENFERMO IMAGINARIO

Un teatro del cuerpo que propulsa una alegre escatología sobre el escenario.

En El enfermo imaginario, la enfermedad es, al mismo tiempo, tan ficticia como generadora de ficción. Argan, el protagonista, es una suerte de loco que dedica su fortuna a querer curarse y se vuelve ciego a todo lo que lo rodea. Al temer la muerte, pierde el sentido de la vida. La puesta en escena de Michel Didym rinde homenaje a la actualidad del texto de Molière, denunciando los integrismos de toda índole, y honra un arte que hace del teatro el lugar donde se desenmascaran las trampas del lenguaje. Un teatro del cuerpo que propulsa una alegre escatología sobre el escenario. En una época en que las ideas están llenas de miasmas, El enfermo imaginario invita a permanecer rectos y despiertos en toda circunstancia, y a reír mucho, pues no son pocas las veces que tenemos ganas de llorar.

El enfermo imaginario es una espectáculo creado por el Centre Dramatique National Nancy - Lorraine, La Manufacture / TNS - Théâtre National de Strasbourg / Théâtre de Liège / Célestins, Théâtre de Lyon.  Se presenta en el Teatro San Martín gracias al apoyo del Institut Français, Embajada de Francia en Argentina.

Espectáculo hablado en francés, con subtítulos en castellano.

DESDE EL SÁBADO 8 DE JUNIO A LAS 20 HS.

 

EL DIRECTOR, MICHEL DIDYM

Comediante y director de teatro y ópera, Michel Didym es director artístico del Centro Nacional de Arte Dramático Nancy Lorraine - La Manufacture desde 2010, además de creador de acontecimientos teatrales como el Festival RING (Encuentros Internacionales de Nuevas Generaciones), NeueStücke (Semana de Dramaturgia Alemana) y el Teatro de Verano (espectáculo itinerante en la región de Lorena, Luxemburgo y Alemania). Tras sus estudios en la escuela de teatro del Théâtre National en Estrasburgo, participó como actor en los más destacados escenarios de Francia: Festival de Aviñón, Théâtre de l'Odeon de París, TNP de Villeurbanne y La Colline Théâtre National. Como director montó obras de Rainer Werner Fassbinder, Arthur Schnitzler, Philippe Minyana, Botho Strauss, Samuel Beckett, Bernard-Marie Koltès y de buena parte de los dramaturgos franceses  de su generación. Su versión de El enfermo imaginario de Molière, que presentará en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín, es uno de sus espectáculos más exitosos. Tras estrenarlo en Francia en 2015 recorrió ciudades de Suiza, Bélgica, Alemania, Marruecos y China.Sus más recientes montajes fueron Aguas y bosques de Marguerite Duras en el Teatro de la Manufacture y, en la Ópera Nacional de Lorena en Nancy, 7 minutos de Giorgio Battistelli según el texto de Stefano Massini.

 

EL AUTOR, MOLIÈRE

Jean-Baptiste Poquelin, más conocido como Molière (1622-1673), provenía de una familia de tapiceros y desde muy joven se sintió atraído por el teatro. Para no avergonzar a su familia –en esa época, la del actor era una actividad poco digna– adoptó su famoso seudónimo, nombre real de un mediocre comediógrafo. Fundó la compañía L’llustreThéâtre, con la que inició una gira que duró trece años, hasta que en 1655 escribió su primer éxito: El atolondrado. El segundo, Las preciosas ridículas (1659), fue fulminante y provocó la exasperación de las compañías rivales. A partir de entonces, la vida de Molière transcurrió bajo la influencia y protección de Luis XIV, el Rey Sol, y tuvo los altibajos de las constantes intrigas palaciegas. El autor sufrió la censura –de la Iglesia, de los nobles, de los funcionarios reales– por empeñarse en satirizar los vicios de la corte en obras como Tartufo, El avaro, Don Juan, El misántropo, El burgués gentilhombre y El enfermo imaginario. Molière murió el 17 de febrero de 1673. Las autoridades religiosas se negaban a permitir su entierro cristiano apelando una disposición que vedaba el mismo “a las personas públicamente indignas, como excomulgados, infames, prostitutas, concubinos, usureros y comediantes”. Luis XIV tuvo que intervenir y logró que, cuatro días después, fuera enterrado en suelo sagrado, aunque por la noche y sin pompas. Para su epitafio había escrito lo siguiente: “Aquí yace Molière, el rey de los actores: / en este momento hace de muerto / y de verdad que lo hace bien”.

 

EL ESPECTÁCULO, EL ENFERMO IMAGINARIO

“Lo que estropea todo es nuestra inquietud, y casi todos los hombres mueren por sus remedios, no por sus enfermedades”. Esta frase de Béralde, el hermano del “enfermo imaginario”, que Michel Didym leyó en una cama de hospital, le provocó una impresión muy fuerte y desató en él una profunda pasión por la máxima comedia-ballet de Molière. En esa obra, la enfermedad es a la vez ficticia y generadora de ficción. Es el centro en torno al cual todo gravita. Argan es una suerte de loco que dedica su fortuna a querer curarse y se vuelve ciego a todo lo que lo rodea. Al temer la muerte, pierde el sentido de la vida.
En tiempos de Molière, así como en la actualidad, la hipocondría es una disposición mental, un teatro interior, una representación. El pensamiento político de Molière transluce en la articulación de cada una de las escenas. Su visión humanista, su confianza en nuestra inteligencia, desarrollan un agudo sentido crítico en nuestras conciencias y nos brindan las claves para desentrañar toda impostura.
Frente a Argan se alza Toinette, la sirvienta, una feminista pionera que le hace frente posicionándose como la semejante de los hombres. Al darle a la mujer ese lugar en la sociedad, Molière abría el largo derrotero de los combates por venir. Sus palabras contra el matrimonio forzado son límpidas.
La puesta en escena de Michel Didym rinde homenaje a la actualidad del texto de Molière, denunciando los integrismos de toda índole, y honra un arte que hace del teatro el lugar donde se desenmascaran las trampas del lenguaje, un teatro del cuerpo que propulsa una alegre escatología sobre el escenario.
En una época en que las ideas están llenas de miasmas, El enfermo imaginario invita a permanecer rectos y despiertos en toda circunstancia. Y a reír mucho, pues no son pocas las veces que tenemos ganas de llorar.

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